Reconciliarnos con lo que fuimos. Mi otra yo

Me peleo demasiado con las cosas y conmigo misma sin llegar a ningún sitio. He perdido mucho tiempo enfadada con lo que fui y con mi historia, con cosas que fueron de una manera, porque creía que no habían sido buenas y que recordaba con dolor.

En contra de lo aconsejado, no sigo un método definido para escribir en el blog: no tengo horas ni días fijos y suelo saltarme el calendario de publicación con el contenido planificado. En su lugar, escribo sobre lo que me está pasando en ese momento.

Esta vez, he descartado lo que había escrito varias veces porque las palabras sonaban demasiado académicas y formales, como sacadas del BOE, que es lo que más leo últimamente. Leo el BOE porque estoy preparando un examen al que me voy a presentar por mi trabajo, con un temario que incluye asuntos tan apasionantes como el procedimiento administrativo y la ley de transparencia 19/2013.

Al contrario de lo que hubiera podido pensar, estudiar temas que, a priori (y a posteriori también, para qué engañarnos) resultan un poco aburridos, me ha sorprendido para bien. Más allá de conocer las fases del acto administrativo, volver a la biblioteca para estudiar, preparar mis apuntes con post-it y subrayar con rotuladores fosforitos me ha llevado a reconciliarme con mi historia y de dónde vengo.

apuntes BOE

Ya no estamos a tiempo de tener un pasado glorioso.
Pero todo el futuro seguirá agonizando
Hasta que no sea suyo lo que les pertenece.

Una de dos. Matria. Raquel Lanseros

Redescubrir nuestra historia

Nos movemos por la inercia de toda una vida, pero es inevitable mirar hacia atrás cada cierto tiempo, asimilar lo que nos ha pasado y ubicarnos respecto a lo que va a venir.

Muchos días, me he preguntado por qué estudié lo que estudié (ADE o Empresariales, para los más clásicos). No tenía demasiadas referencias y tampoco ninguna vocación definida, así que, como mi padre trabajaba en una oficina, decidí que era lo más parecido a lo que él hacía. Con dieciocho años no estaba demasiado conectada con lo que me gustaba y, ya en la Universidad, fantaseaba con haber estudiado Psicología, Trabajo social o incluso, Enfermería para convertirme en doula. A partir de entonces, asumí que me había equivocado con mi decisión y le quité el valor a lo que conseguí gracias a ella.

Cuando iba al instituto leía novelas románticas y escuchaba a los Hombres G, sin plantearme ninguna cuestión trascendente y sin tener ningún interés por el crecimiento personal (ni siquiera sé si existía algo parecido en aquella época).

Mucho más tarde, pasé de Marian Keyes a los libros filosóficos y espirituales de Pema Chodron y cambié a David Summers por Sam Garret. Conecté con nuevos intereses y gustos y fui descubriendo nuevas facetas de mí, pero en lugar de integrarlas junto a lo que ya era, rechacé todo lo anterior.

Creí que lo nuevo descubierto por mí era más consciente y más evolucionado, y que, de algún modo, era mejor que mi origen y lo que me habían enseñado. Fui mi peor enemiga porque no entendí que evolucionar forma parte de la vida y me convencí de que el lugar del que venía era un error.

La vida no es la que uno vivió sino lo que recuerda y cómo lo recuerda para contarla.

Gabriel García Márquez

En la espiritualidad no hay juicio ni errores

En la espiritualidad no hay cabida al juicio: debe de estar en el curso introductorio o, como mucho, en la lección número uno, pero, yo, a pesar de creerme más evolucionada que antes, sigo juzgando continuamente, a los demás y a mí misma.

Nuestra historia y los sitios de los que venimos son lo que son y no los podemos cambiar. Solo podemos aceptarlos y tomarlos desde el amor, pero esto es algo que cuesta mucho si creemos que fue un error.

En la espiritualidad tampoco existen los errores. Hacemos lo que nos corresponde en cada momento en función de nuestro estado de consciencia. Cuando ahora, echo la vista atrás y juzgo como erróneas mis decisiones del pasado, lo único que significa es que mi consciencia ha evolucionado porque me doy cuenta de que hubiera podido hacer las cosas de otro modo.

Pero arrepentirnos de lo que hicimos, o de lo que no hicimos, y convencernos de que cualquier decisión diferente hubiera sido mejor a la que tomamos es jugar con ventaja porque ya sabemos el resultado.

Hace ya tiempo, descarté la idea de llegar a algo que se acercara a mi esencia en estado puro, nada más que por breves destellos de iluminación y acepté convivir con los personajes que me ayudaron, y me ayudan, a sobrevivir. De hecho, creo que mi esencia y mis personajes se funden de algún modo para dar forma a lo que soy en su conjunto y no creo que sea posible separarme totalmente de cada uno de ellos. Como si fuera una cebolla que está formada por todas sus capas, sin tener que desechar ninguna de ellas para llegar a su centro.

El sol puede salir también de noche. Yo no he vuelto a olvidar quién soy, de dónde vengo.

Epifanía en la boca. Matria. Raquel Lanseros

Las constelaciones familiares. Mi otra yo

Por cosas del azar, he vuelto a las mismas aulas de mi antiguo instituto en las que estudiaba de adolescente. Tras una larga temporada sin realizar ningún curso, estoy haciendo una formación de constelaciones familiares justo en el mismo sitio, ahora reconvertido en viviendas. Así que, cuando voy ahora a clase, me imagino cruzándome por los pasillos con mi otra yo de dieciséis años, algo así como Marty McMfly en Regreso al Futuro. Y me gusto.

Las constelaciones familiares de Bert Hellinger están de moda por la serie de Netflix, “Mi otra yo” y con ellas, nos ubicamos en el mundo a partir de nuestra historia familiar.

Me fascinan las historias familiares y, durante esta formación, siento que soy una privilegiada por poder escuchar muchas historias de vidas en estas sesiones.

Detrás de cada persona, hay una historia familiar y muchas veces, estas historias esconden dolor. Nos quedamos atrapadas en los olores, los sentimientos y las experiencias vividas, casi siempre, en la infancia. Durante años, vivimos encerradas en un dolor que no miramos ni nombramos y que, a veces, dura vidas enteras o incluso vidas que trascienden nuestro propio cuerpo. Rechazamos nuestras otras yo y nuestra historia, de dónde venimos y nuestro origen.

Pero el dolor permanece junto a nosotras hasta que podemos mirarlo y nombrarlo, y entonces, cuando lo incluimos en nuestro escenario de vida, puede liberarse.

Serie Mi otra yo

Historias de familia: Salvatierra de Pedro Mairal

Conocí al escritor argentino Pedro Mairal por la referencia a él en el libro “Seré feliz mañana” de Xacobe Pato. A pesar de que a X. no le gusta Murakami, confíé en su criterio.

Elegí su novela Salvatierra, que es la primera que leo en mucho tiempo donde, tanto el autor como los personajes, son hombres porque me resulta más fácil identificarme con las vidas de otras mujeres.

Salvatierra es la historia de una búsqueda familiar. A través de una enorme pintura mural que refleja la vida y la personalidad del padre del protagonista, va conociendo la verdadera historia de su padre, a la vez que se plantea la suya propia. Porque, cuando somos niños entendemos a nuestros padres como trazos pintados en blanco y negro, y, conforme crecemos, vamos completando ese retrato, con colores y volúmenes y también con sombras.

Salvatierra. Pedro Mairal

Uno ocupa esos lugares que sus padres dejan en blanco.

Salvatierra. Pedro Mairal

Reconciliarnos con lo que fuimos

No sabemos quiénes somos: madre, esposa, hija, un trabajo que nos gusta o no, dependiendo del día. Llega un momento de nuestra vida en que nos cuestionamos todo, queremos reinventarnos, hacernos a nosotras mismas, y en el proceso, renunciamos a nuestras raíces, a nuestro origen y a quienes éramos.

No podemos liberarnos de nuestro pasado, de la sombra de nuestra familia y de los enfrentamientos ancestrales olvidados escondiéndonos en la mentira. Necesitamos reconciliarnos con lo que fuimos, con nuestras raíces y con nuestro pasado. Necesitamos la verdad sobre nosotras. Porque la verdad no es mala ni buena. Solo es.

Mi decisión de estudiar lo que estudié con dieciocho años no fue la más consciente ni el sitio al que me ha llevado es el más colorido. Por eso, durante años, creí que esa decisión había sido un error. Si entiendo los motivos por los que lo hice, ahora puedo agradecer donde estoy.

Desconozco si estoy al final de todo, en medio de algo bueno o al comienzo de algo mejor que está por llegar. Pero sin saber quién fui no sabré quién podré ser. Porque necesitamos volver a un sitio, a una familia y a un origen, donde echar raíces en la Tierra y crecer sin quebrarnos.

Root Down Deep. Sam Garret

Como siempre, me encuentras al otro lado de la pantalla.❤

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¿Caminamos juntas?

Un abrazo,

firma Laura

A mi yo de ayer:
Lo siento si no fui lo que quisiste ser
Te juro que lo hice lo mejor que supe hacer
Intenté crecer feliz en este mundo cruel

A mi yo de ayer. Rayden

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