Desde la Iglesia con el pecado original hasta los gobiernos con sus intereses políticos, las mujeres y la biología femenina han sido expuestas a debate ante la opinión pública como una forma de control. Este es el motivo por el que las primeras feministas tuvieron que negar sus cuerpos de mujeres.
A principios del siglo XX en Estados Unidos, cuando las mujeres defendíamos nuestro derecho a acceder a la Universidad, se hicieron estudios que “demostraban” que las mujeres éramos menos eficientes cuando teníamos la regla. Sin embargo, cuando el Gobierno norteamericano necesitó mano de obra porque los hombres estaban luchando durante la Segunda Guerra Mundial, se publicaron otros estudios que contradecían lo anterior. Hasta que finalizó la Guerra, volvieron los soldados a los que devolver el trabajo, e interesó que las mujeres volviéramos a casa a criar a nuestros hijos.
Con este panorama, es normal que las primeras feministas, para conseguir los mismos derechos que tenían los hombres, rechazaran cualquier característica diferenciadora femenina.
En la actualidad, las mujeres disfrutamos de igualdad respecto a los hombres en muchos aspectos. En esta situación tan diferente, el feminismo también ha llegado a la menstruación.
Cuando una mujer tenga flujo, {si} el flujo en su cuerpo es sangre, ella permanecerá en su impureza menstrual por siete días; y cualquiera que la toque quedará inmundo hasta el atardecer. También todo aquello sobre lo que ella se acueste durante su impureza menstrual quedará inmundo, y todo aquello sobre lo que ella se siente quedará inmundo. Cualquiera que toque su cama lavará su ropa, se bañará en agua y quedará inmundo hasta el atardecer.
Levítico 15:19-23
Una menstruación sostenible con el planeta
Ahora también son feministas las mujeres que reivindican la diferenciación biológica, la normalización de la menstruación y la visibilización del hecho de que hay millones de mujeres menstruando en el mundo cada día.
Este movimiento de activismo menstrual incluye los productos de higiene para la menstruación.
Las compresas y tampones desechables supusieron una liberación ante las engorrosas compresas de tela que usaban nuestras abuelas. Entonces, fue un gran avance feminista.
Sin embargo, ahora existen opciones mejores para el medio ambiente y para nuestra salud.
Si echamos cálculos, cada mujer usamos 8.000 compresas a lo largo de nuestra vida, lo que supone 40 kg. de residuos (sin contar con las bolsitas individuales en las que van envuelta cada compresa y las cajas externas que las contienen), y un coste de unos 1.100 euros para cada mujer.
No parece una cantidad excesiva para una vida entera, pero si pensamos en los 3.700 millones de mujeres que vivimos en la Tierra, obtenemos montañas y montañas de residuos y cantidades de dinero suficientemente grandes para entender el interés económico que existe detrás en mantener la industria de la higiene femenina tal y como se ha creado en las últimas décadas.

Una menstruación sostenible con nuestra salud
La menstruación también ha de ser sostenible con nuestra salud.
Las compresas desechables están realizadas de plásticos y contienen componentes químicos, como fragancias y tintes, nocivos para nuestra salud. Ponemos en contacto directo con la vulva y en el interior de la vagina productos que irritan las mucosas vaginales, aparte de los picores y alergias en la piel de la vulva y en las ingles.
Los tampones tampoco son una opción mejor que las compresas. Son de algodón blanco inmaculado, pero lo que no sabemos es que el algodón natural no es blanco sino crudo, marrón o verde. Así que para lograr que los tampones sean tan blancos, se usan blanqueantes con cloro, y otros productos contaminantes como dioxinas y residuos de pesticidas, que son tóxicos.
Si la ingesta de estos tóxicos está prohibida porque son cancerígenos, también debería estarlo que nos lo pusiéramos en la vagina para que no fuera absorbido por nuestras mucosas.
Alternativas para una menstruación sostenible
Existen alternativas para una menstruación sostenible, tanto con el medio ambiente como con nuestra salud:
- La copa menstrual. Parece un invento moderno, pero se patentó hace casi un siglo. Mientras que los tampones absorben la sangre y producen sequedad vaginal, la copa menstrual recoge la sangre en nuestro interior. Es reutilizable, dura varios años y está fabricada de una silicona médica hipoalergénica que no contiene perfumes ni otros productos químicos.
- La copa menstrual. Parece un invento moderno, pero se patentó hace casi un siglo. Mientras que los tampones absorben la sangre y producen sequedad vaginal, la copa menstrual recoge la sangre en nuestro interior. Es reutilizable, dura varios años y está fabricada de una silicona médica hipoalergénica que no contiene perfumes ni otros productos químicos.
- Compresas de tela. Cosidas con tejidos agradables al tacto, sin ningún químico y con diseños muy bonitos. Una vez que superé las resistencias a tener que ponerlas en remojo en agua fría y frotarlas con jabón antes de meterlas en la lavadora, me di cuenta que su uso compensa este pequeño esfuerzo.
- Esponjas marinas. Es de uso interno, similar al de un tampón tradicional, pero con menor absorción. Si tenemos el suelo pélvico flojito nos puede resultar más fácil de colocar que la copa menstrual.
- Bragas menstruales. Tienen la apariencia de unas bragas normales, pero están fabricadas de un tejido que absorbe el flujo menstrual sin que se hinchen y sin que tengamos sensación de humedad. No las he probado, pero creo que son un súper invento.
- Sangrado libre. Consiste en aprender a retener y a expulsar la sangre de manera consciente sin usar ningún tipo de producto. Cuando tenemos la regla, el útero no sangra de manera continua, sino por impulsos. Las mujeres que practican el sangrado libre son capaces de detectarlos con tiempo suficiente para evacuar la sangre en un lugar seguro. A mí esto me parece complicadísimo de hacer y otro motivo más para practicar los ejercicios de Kegel.

Porque ahora las mujeres podemos ser feministas y hablar de la menstruación al mismo tiempo.

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Un abrazo,

Soy mujer, soy un ser lunar
Mujer Lunar. Rebeca Lane
Cambio como la luna, de blanca a oscura
En mi vientre llevo la simiente
De mi útero nació toda la gente
Es mi sangre mensual menstrual
De donde nace la vida, no de tu costilla
No vine al mundo para hacerte feliz
Ni que tus golpes me dejen cicatriz
Bibliografía
- Menstruación sostenible. Paloma Alma.
Hola Eva. Verdaderamente es sorprendente y también, que no se difunda más esta información. Me alegro que te haya gustado.
Un abrazo.