Disfrutar de la energía reflexiva y oscura del otoño

Cuando comienza el otoño planeo muchas cosas: invitar a cenar a casa a unos amigos, pasar la tarde en el sofá tapada con una manta viendo una película, leer un libro y tomar una infusión calentita, calentarme las manos con castañas asadas o mirar por la ventana en un día lluvioso. Sin embargo, me cuesta disfrutar de la energía reflexiva y oscura del otoño y cuando empieza septiembre comienzo a torturarme recordando los madrugones, la hora de trayecto en transporte público que empleo en llegar a mi trabajo, los atascos en la M-40 en los días de lluvia cuando voy a recoger a mis hijos al colegio y los cuadres imposibles de las actividades extraescolares. Además, en otoño mis pies siempre están fríos.

La energía luminosa y expansiva del verano me atrapa y desearía vivir en una isla paradisiaca para vivir en un verano eterno.

 Y de repente, el verano colapsó en otoño.

Oscar Wilde

la energía expansiva del verano

Me encantan los vestidos de tirantes, las uñas de los pies pintadas, tomar gazpacho y escapar de la ciudad. En verano, hago cosas que me gustan: leer una novela, pasear en bici, pintar mándalas con acuarelas, jugar a las cartas con mis hijos, ir al río, ver los atardeceres, quedarme sentada sin hacer nada y tumbarme al sol y sentirlo calentando mi cuerpo.

En verano siento que puedo ser más yo, más libre, más amable, más alegre, más flexible, más confiada, más segura.  Aprecio las pequeñas cosas de cada día y me siento feliz, sin tener que repetirlo para que no se me olvide, como un mantra. Me miro al espejo, me veo mejor cara y me amo como soy. Todo es más sencillo.

Los días largos del verano me dan una sensación infinita, casi interminable y se me olvida que los días ya han empezado a ser más cortos.

Del mismo modo que la Naturaleza tiende hacia el otoño, se va haciendo otoño en mí y en cuanto me rodea.

Ugo Foscolo
Disfruta de la energía reflexiva y oscura del otoño

SOY CÍCLICA, COMO LA NATURALEZA

Siento el sol del verano y me contagio de su energía para hacer muchas cosas fuera de casa. Como en septiembre aún hace calor, tengo la falsa sensación de que esto aún puede durar, pero cuando empieza el otoño, tengo que parar y bajar el ritmo, disfrutar de la energía reflexiva y oscura del otoño porque si no, empiezo a notar que me falta energía y me agoto.

Mi energía es diferente en verano y en otoño, igual que también es diferente cuando estoy ovulando a cuando estoy pre-menstrual. No puedo hacer lo mismo porque yo no soy la misma cada estación o día del año. Soy cíclica, como la Naturaleza.

La energía del verano es expansiva mientras que la energía del otoño es más pausada y empieza a descender. En verano puedo celebrar los logros conseguidos a lo largo del año y en otoño comienzo a prepararme para el nuevo ciclo que comienza y para plantar las semillas de los nuevos proyectos.

La Naturaleza me enseña a respetar los tiempos que tiene la energía, sus ciclos de gestación y de manifestación. Si adapto mis ritmos a los de la Naturaleza me resulta más fácil vivir en equilibrio durante el otoño, sin añorar el verano. En otoño, la Naturaleza se prepara para el invierno y el reposo, disminuye su esplendor, los árboles sueltan las hojas que les sobran y los animales comienzan a almacenar alimentos para los meses fríos. Mi cuerpo también me pide parar para recolectar energía para los meses más fríos del invierno.

en otoño NECESITAS GENERAR tu propio CALOR INTERNO

Soy friolera así que me pongo calcetines cuando los demás todavía van en chanclas porque casi siempre tengo las manos y los pies fríos. Creía que era porque tengo mi corazón muy caliente, como en el refrán. Sin embargo, el motivo real es menos romántico y más científico y todo se explica por la autorregulación de la temperatura del cuerpo, que hace que, con elfrío, para que los órganos vitales, como el corazón, se mantengan calientes alrededor de los 37 grados, le pueda hacer llegar menos calor a las manos y a los pies. Por eso, si la temperatura corporal a repartir es baja, las manos y los pies se quedan fríos.

Sin calor no es posible la vida. La Naturaleza no puede desarrollarse donde hay nieve todo el año. Tampoco nosotras podemos vivir sin calor. Por eso, busco el sol del verano.

Un cuerpo sano y saludable puede contrarrestar el frío externo generando calor interno. Cuando mi cuerpo se queda frío me está diciendo que mis órganos internos no tienen la fuerza ni resistencia suficiente para mantener el calor interno y que necesito fortalecer mi naturaleza interna.

La Naturaleza necesita calor para crecer, si no, se seca y se muere. La vida es movimiento continuo y el movimiento genera calor. El calor es un motor interno del cuerpo.

Cuando noto mis manos y mis pies fríos, siento como si estuviera congelada por dentro, como si en algún momento hubiera congelado mi esencia, como si mis miedos no me permitieran moverme ni generar el calor que mi cuerpo necesita para vivir.

Disfruta de la energía reflexiva y oscura del otoño

disfrutar de la energía reflexiva y oscura del otoño

En otoño mi mirada se vuelve más hacia dentro y soy más reflexiva. Deseo descubrir quién soy por fin y encontrar un significado a lo que hago. Me hago preguntas sobre dónde estoy ahora y dónde quiero llegar en mi vida personal, material y espiritual. Preguntas que no me resulta fácil responder porque:

1. no encuentro el momento perfecto de parar y profundizar, caigo en la tentación de dejarlo para más adelante y retrasarlo indefinidamente, o

2. mis respuestas son tan abstractas que no me llevan a ningún sitio y me agobio con este tipo de reflexiones que no soy capaz de concretar.

El silencio me resulta incómodo porque no sé qué quiero realmente. Como me asusta mirar mis miedos de frente, los escondo detrás del ruido y del movimiento sin fin.

Pero es en la oscuridad y en la quietud donde puedo encontrarme conmigo misma y con mi esencia. El otoño me ayuda mientras la oscuridad avanza y las noches empiezan a ser más largas que los días y me invita a dejar ir aquello que ya no me sirve y empezar un nuevo ciclo.

Cada uno debería encontrar el tiempo para sentarse y mirar la caída de las hojas.

Elizabeth Lawrence

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Un abrazo,

firma Laura

Me llevan los demonios
Voy con la lengua fuera
Escalando los escombros.
Lo admito y no me escondo
Se fue la primavera
Dando saltos al otoño

Tan rápido. Sidecars

Bibliografía:

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4 comentarios en «Disfrutar de la energía reflexiva y oscura del otoño»

  1. Gracias Laura por compartir tu sabiduría, tus emociones, tus sentires. El otoño para mí es la estación del color, de los colores, en la naturaleza….las hojas, las bellotas, las flores, los arcoiris en el cielo.
    El otoño es para mí un comienzo de algo nuevo, algo que me sorprenda, llena de ilusión comienzo los otoños como cuando era niña y comenzaba el curso y yo esperaba fuera el mejor curso de mi vida.
    Gracias por recordarme lo importante de conectarme con la naturaleza, sus ciclos, mi naturaleza, mis ciclos , amiga, gracias.
    Yo sigo andando descalza en otoño por las calles de mi ciudad, ella me lo permite, aceras con hojas, limpias, naturaleza, y a mí me encanta sentir la humedad, el frescor, el rocío, me regula mi temperatura interior.
    Gracias por este tu Comunicar Amable Laura, gracias, gracias, gracias, Susie.

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  2. Muchas gracias Laura por tu reflexión sobre el otoño. Yo noto que estoy más triste y me apetece menos hacer cosas. Este año intentaré reflexionar sobre lo que quiero soltar. Un abrazo

    Responder
    • Hola Ana. Me alegro que te haya servido para reflexionar. Es un buen momento para decidir qué es aquello con lo que no quieres seguir. Aprovecha esa energía.
      Un abrazo,
      Laura

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