6 consejos si no puedes parar durante la menstruación

Una de mis fantasías pendientes es organizar mis días para no tener que hacer nada cuando estoy con la menstruación. En un mundo ideal, podría retirarme del mundo durante los días que estoy menstruando para parar, cuidarme y descansar.

Pero mi mundo no funciona de esa manera, así que me toca adaptarme a todas las fases del ciclo menstrual como mejor puedo, sobre todo, los días de la regla que sé, desde por la mañana, que van a ser complicados.

Mis semanas empiezan fuerte. Los lunes son días agotadores, y no solo por el bajón de pensar en lo corto que se me ha hecho el fin de semana. Los lunes son días difíciles porque cuando acabo mi jornada laboral y salgo de la oficina, voy al colegio a recoger a mis hijos y empiezo los paseos por la M-40 para llegar a la maratón de actividades extraescolares de los dos niños cuadradas milagrosamente. Este es mi planning de los lunes por la tarde:

  • 16:30 h: Recojo a I. y C. del colegio.
  • 17:00 h: Llevo a I. a su clase de batería.
  • 17:45 h: Llevo a C. a gimnasia rítmica.
  • 18:00 h: Vuelvo yo sola a recoger a I. de batería.
  • 18:20 h: Llego a casa con I.
  • 19:00 h: Salgo de casa con I. para llevarle a baloncesto.
  • 19:30 h: Dejo a I. y vuelvo a recoger a C.
  • 20:15 h: Llego a casa con C.

La última parada con I. me la saltó, porque le recoge el hombre gladiolo y vuelven juntos a casa.

Me canso solo con leerlo. Pero, si además de todo esto, el lunes me baja la regla, mi nivel de estrés y cansancio se multiplica exponencialmente.

Lo único que puedo hacer es intentar que el día sea un poco mejor.

Es mejor aceptar la vida tal como es en realidad y no como yo la imaginaba.

Paulo Coelho

6 consejos para cuando tienes la menstruación y no puedes parar

1. Prepararnos una infusión

Soy fan de las infusiones bien calentitas de hierbas que nos ayudan con sus propiedades medicinales. Para los días de la menstruación, son ideales para calentar el útero y los riñones y además, ayudan a bajar la hinchazón. Mezclo 2 cucharadas de manzanilla, 1 rodaja de jengibre, 1 cucharadita de cúrcuma y 1 rama de canela y lo infusiono con medio litro de agua. La guardo en un termo y así, me dura caliente durante más tiempo y tengo infusión preparada para más de una taza.

2. Usar aceites esenciales

El dolor y la inflamación en la etapa menstrual son síntomas del frío e inflamación interna de nuestro útero por la falta de circulación energética y sanguínea.

Para ayudar a que la circulación sea fluida y despejar las zonas de dolor, podemos utilizar aceites esenciales como el de lavanda, con propiedades calmantes y desinflamatorias paramajasear la zona del bajo vientre.

3. Vestirnos con ropa que nos guste

Durante la menstruación, entro en esa fase introspectiva en la que me cuesta mirar hacia el mundo exterior. Así que no empleo demasiado tiempo en elegir mi ropa y acabo poniéndome el pantalón que menos me favorece.

Sin embargo, me siento mejor si me miro en el espejo y me veo más guapa con mi jersey rojo que tanto me gusta.

4. Escuchar música positiva

Aprovecho los trayectos en coche o en tren para escuchar podcasts, que siempre me inspiran. Pero hay días, como cuando tengo la regla, que mi mente se niega a que entre más información, y solo quiero escuchar canciones.

Ya sé que la situación ideal es poder atendernos y tener en cuenta nuestras emociones, con la música como perfecta compañía. La música potencia nuestro estado de ánimo o, al contrario, nos ayuda a cambiarlo, así que, cuando no tengo la alternativa de ir lento ni de profundizar en mis emociones, recurro a mi botiquín musical de emergencia para darme un chute de positivismo, con algunas de mis canciones favoritas:

La música es para el alma lo que el ejercicio para el cuerpo.

Platón

5. Olvidarnos de los grupos de Whatsapp.

Cada día me llegan un montón de mensajes al móvil, desde el e-mail, la cuenta de Instagram, el Facebook y claro, el Whatsapp, donde se crean grupos para todo: los grupos de las actividades extraescolares de los niños,  las celebraciones de cumpleaños, el grupo de consumo ecológico, el grupo con los primos del pueblo, el de tus amigas de siempre, el de tus amigas del trabajo, el de los compañeros de tu primer trabajo, los de los cursos que vas haciendo, ….Me he ido quedando dentro de grupos de personas con los que ya no tengo demasiado en común o que se crearon para algo concreto, pero que, siguen ahí, ocupándome espacio del móvil y quitándome energía.

Por eso, los lunes y los días de la regla, prefiero evitar ponerme de malhumor por temas sin importancia, así que en cuanto se encadenan varios mensajes seguidos, sobre todo en los grupos del colegio que son los que tienen más movimiento, silencio las notificaciones de Whatsapp y ya me enteraré la puerta del colegio si me he perdido algo interesante.  

6. No exigirnos más de lo necesario.

Tenemos responsabilidades y hay ocasiones en las que no podemos parar el mundo que nos rodea mientras tenemos la regla y quedarnos en el sofá de casa tapadas con una manta y viendo una película.

Sin embargo, nuestro cuerpo necesita reposo para recuperar la fuerza y nuestra mente necesita descanso. Por eso, simplifico mi día todo lo que puedo y me centro en hacer únicamente lo imprescindible: una cena sencilla, nada dedos platos y postre, y me voy a la cama a la vez que los niños.

Cuando entro en la fase de la doncella, en los días siguientes a terminar la menstruación, y sienta más vitalidad y energía, ya aprovecharé para hacer las cosas pendientes.

El arte del descanso es una parte del arte de trabajar

John Steinbeck

El mejor consejo: no mirar para otro lado

Menstruar supone entrar en un estado de conciencia ampliado en el que nos podemos sentir más lentas o más tristes que el resto de los días del mes y percibimos hechos que el resto de los días del mes pasamos por alto.

Mi agenda de los lunes está demasiado apretada para cualquier persona. Lo compruebo todos los lunes del mes. Si, además, estoy con la menstruación, algo tan simple de ver, se me hace realmente difícil de llevar, no solo por el cansancio físico, sino, sobre todo, por la vocecita de dentro de mi cabeza que no deja de recordarme lo horrible que es mi situación, con el consecuente desgaste mental.

Cuando logro cambiar el enfoque e intento mejorar mi estado de ánimo, me siento agradecida de poder acompañar a mis hijos en hacer lo que les gusta y al menos, no me amargo el día.

Sin embargo, aunque es cierto que las actividades de mis hijos son las que ellos han elegido hacer en sitios que les gustan y con los horarios que mejor nos han cuadrado, quizá intentar que el día sea un poco mejor con las infusiones, los aceites y la música no es lo único que puedo hacer.

Mi cuerpo también está hablándome ante lo que no me hace feliz y me invita a no mirar para otro lado para hacer los cambios necesarios para que la situación de todos sea mejor, también la mía.

No exageres la realidad ni mejores las cosas; tómalas como son y vívelas como se deben. Ni todos los días son inolvidables ni todas las personas son justas; y no siempre gana el amor, a veces, lo patean o se muere. Así es esto.

Joseph Kapone

Sácame de aquí,

llévame a bailar

Bórrame esta nube

que no para de mojar

Voy a estar bien. Conchita

Bibliografía

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