El mejor consejo para no tener unas vacaciones caóticas

Soy una morning-person y no me importa (demasiado) madrugar. Me reservo un rato en exclusiva para mí levantándome antes que nadie en mi casa. Mi rato en soledad es imprescindible para evitar emergencias emocionales. Escribo en mi diario, medito, hago unos estiramientos de yoga, me hago un masaje en los pies con mi mezcla favorita de aceites esenciales o incluso, bailo, depende del día. Todo en el salón de mi casa.

En vacaciones me relajo. Como paso más tiempo en casa, creo que tengo más tiempo para mí. Sin embargo, esto es una trampa. Las cosas no funcionan así. Se pasa el día y me voy a la cama sin haber estado un rato a solas dedicándome a mí, así que todo eso que hago para mantener el equilibrio desaparece y surge el caos.

Me apetece tanto que llegue el verano, cambiar de escenario y desconectar de mis obligaciones de todo el año, que paso por alto que el mejor consejo para no tener unas vacaciones caóticas es no olvidarme de mí.

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Un cielo sin nubes es una pradera sin flores, un mar sin velas.

Henry David Thoreau

El mejor consejo para no tener unas vacaciones caóticas

En vacaciones no me llevo la agenda con la que organizo mi tiempo. Son vacaciones y no me apetece demasiado planificar mis horarios. Como estoy de vacaciones, creo que todo es más fácil y no hago nada especial para cuidarme. Sin embargo, sin agenda ni planificación, corro el riesgo de que las vacaciones acaben siendo un poco caóticas.

Aunque idealizo las vacaciones y me encanta pasar más tiempo en familia, la realidad es que todo es más intenso, así que después de unos días juntos en casa y con los horarios cambiados, parezco una mujer desesperada buscando un rato solo para mí, para estar sola.

Sin horarios que cumplir, aunque sean impuestos, sin límites y con más libertad, empiezo a sentir cómo mis estructuras empiezan a caer y crece el desorden. No sé qué va primero, si el orden externo o mi orden interno mental, porque no solo la casa está más desordenada, también lo está mi cabeza.

No es que eche de menos la rutina del año y la rigidez de los horarios, pero en ellos, incluyo tiempo para mí. Sin la agenda, me dejo para después.

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Qué ocurre cuando te olvidas de ti

Una de las cosas más caóticas de las vacaciones son los horarios de las comidas. En contra de los consejos de los nutricionistas, desayunamos a mediodía y cenamos super tarde. Con mis hijos levantados hasta las tantas, yo tampoco me voy a la cama pronto. Así que me olvido de madrugar.

Lo que ocurre es fácil de adivinar: cuando me levanto a la misma hora que los demás, desaparece el tiempo que me reservo solo para mí: desaparece hacer yoga y meditar, los masajes en los pies y escribir.

Al principio, todo sigue estando bien. Porque es verano y todo es más fácil. Entonces, un día, probablemente en fase pre-menstrual, mi mente dice basta y pierdo los nervios por algo sin demasiada importancia. Mi madre dice que en medio de la tormenta viene la calma, pero a mí me pasa justo lo contrario.

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Cuidarme para mantener una mente en calma

Cuando no me reservo tiempo para mí en mi agenda y dejo de cuidarme en vacaciones, mi mente se acelera y estalla, como en una tormenta de verano.

Me encanta mirar el cielo en verano con las nubes altas, blancas y ligeras, e imaginar formas que van cambiando en el mismo instante en el que se dibujan. Todavía me sorprende la rapidez con la que los cielos despejados dejan paso a las nubes grises de las tormentas de verano. Aunque escucho los truenos, hago como que no pasa nada y me acaba pillando desprevenida en chanclas y tirantes.

Mis pensamientos son como las nubes. Cuando me cuido y mi mente está tranquila, mis pensamientos son como esas nubes de verano que se mueven empujadas por el viento de los sueños. Pero cuando me olvido de mí y mi mente se inquieta, mis pensamientos se convierten en esos nubarrones grises que amenazan con descargar su ira sobre todo lo que me rodea.

Estoy aprendiendo a ser flexible como un junco para adaptarme a las circunstancias y a seguir cuidándome de otra manera: paseos en bicicleta, ratos de lectura debajo de un árbol o pintar mandalas con acuarelas. Cualquier cosa que me ayude a mantener la mente en calma y disfrutar de unas vacaciones un poco menos caóticas estas vez.

Deja de intentar calmar la tormenta. Cálmate tú, la tormenta pasará

Como siempre, me encuentras al otro lado de la pantalla.❤

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¿Caminamos juntas?

Un abrazo,

firma Laura

Y vuelta a empezar a derribar paredes

A no pisar más charcos

A construir más puentes

A respirar más fuerte

A buscar el sol

Entre las nubes. Revolver

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